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Estado Islámico, Religión y Política.

En esta primer publicación de LACOSAPUBLIKA hablare sobre la cuestión de medio-oriente, anclandome en el El Estado Islámico como punto de partida y nexo entre varias variables, que entiendo, son de gran valor a la hora de analizar un conflicto permanente a lo largo de la historia reciente.




Según Wikipedia, El Estado Islámico de Irak y el Levante (en árabe: الدولة الاسلامية في العراق والشامal-Dawla al-Islāmīya fī al-ʻIrāq wa-al-ShāmEIILpor sus siglas en castellano e ISIL o ISIS en inglés) —llamado oficialmente según sus propios integrantes como Estado Islámico (en árabe: الدولة الإسلاميةal-Dawla al-IslāmīyaEI o IS), más conocido en su área de operación bajo el acrónimo árabe DAESH (en árabe: داعش ; Dāʻesh) — es un grupo insurgente, de naturaleza islamista suní, autoproclamado califato,20 asentado en un amplio territorio de Irak y Siria controlado por radicales fieles a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa de todos los musulmanes.
Mas allá de las coincidencias o no que uno pueda tener con esta definición, es valida como parámetro para situarnos en espacio y en tiempo a la hora de preguntarnos ¿Que pasa en medio oriente?, ¿por que la violencia de grupos insurgentes es moneda común a lo largo de esas desérticas tierras?, ¿por que el sistema politico/instituciones gubernamentales fallan a la hora de canalizar los humores de la población?, ¿Se puede pensar en un oriente occidentalizado? entre otras tantas preguntas que pueden surgirnos. Vayamos por partes.
La cuestión religiosa, es decir, la imposibilidad de escindir las cuestiones políticas de las religiosas, trae aparejadas de por si dificultades que en países como Arabia Saudita o Qatar se resuelven a través de la investidura de un poder "supremo" depositado en la figura de un rey, es decir, por medio de un poder despótico. Si bien esto también ocurrió tanto en Siria como en Irak, con las respectivas figuras de Bashar al-Assad y, en su momento Saddam Hussein, la intervención extranjera, potenciando el conflicto interno y anarquizando las rígidas estructuras totalitarias de estos "gobiernos", puso a descubierto las diferencias étnico-religiosas en carne viva relegando una vez mas a la política (Entendida aquí solamente como la posibilidad de transformar la realidad de lo publico sin el uso de la violencia física) a un segundo plano y dando inicio otra vez a una escala de violencia indefinida.
Este tipo de conflictos, muestran, por otra parte, las limitaciones de los ideales del liberalismo que pregonaban, entre otras cosas, que a través de la institucionalización del conflicto, el traspaso de la religión del ámbito publico al privado y la investidura del ciudadano libre e igual, las sociedades podrían mantenerse estables, pacificadas y libres, es decir, parafraseando a Fukuyama marcharían hacia el "Fin de la historia". Uno podría decir que tales limitaciones no existen, dado que a causa de la no separación de lo religioso y lo político tanto en Irak como en Siria este progreso indefinido hacia la institución de estas sociedades regidas por un paradigma de índole liberal se encuentra "congelado" en el tiempo y  bastaría con que algo similar a una revolución burguesa ocurra en medio oriente para que finalmente se abraze a los ideales del liberalismo. Permitanme dudar de esta formula aparentemente certera para explicar un fenómeno (o varios) que, a mi modo de ver, transita por lógicas diferentes a nuestra cabeza de occidente. 
El hecho de que un suceso como la "primavera árabe" haya desecho los pocos lazos que aun mantenían vigente cierta cohesión al interior del territorio sirio, esto es, un orden de tipo religioso-autoritario, evidencia de cierta manera que una propuesta liberal en tierras árabes no cuenta con el suficiente sustento como para imponerse por si misma. Esta situación no seria tanto el resultado de un poder omnipresente y omnisciente que oprime a un pueblo iluminado y con ánimos republicanos, sino mas bien que la dirección de la violencia ejercida por los bandos rivales apunta a otras cuestiones, cuestiones de índole religioso. No es casual que ahora se enarbole por esas tierras las banderas del Estado Islámico, una conjunción de dos conceptos bien diferenciados desde el siglo XVIII en occidente. 
Esta conjunción de conceptos (concepto de lo político y el concepto de lo religioso),  se presenta como el intento de aniquilar de forma manifiesta cualquier tipo de distinción entre ambos y dando por concluida al menos de momento, toda instancia estrictamente política. Quizás sea justamente esto, lo que lo haga atractivo para los musulmanes en el mundo que, al ver como el mundo cada vez se vuelve mas profano y secular, emigran hasta este nuevo protoestado religioso, único en pleno siglo XXI.

La dinámica violenta que opera de forma manifiesta y sin tapujos como constituyente de este Estado islámico de alguna forma se nos presenta a nosotros, seres racionales, cristianos, hijos de la ilustración, el liberalismo y el orden republicano, como una bofetada que atenta contra nuestra concepción del mundo como un lugar dispuesto para que los hombres podamos vivir en paz y tranquilidad en la unidad. Se nos presenta como una alteridad manifiesta, como la otra cara que es propia de nosotros en tanto hombres, es ese conflicto irresoluble, esa parte que no entra en la disposición del mundo, es lo reprimido, con lo que no podemos reconciliarnos jamas, por que no es algo que pueda ser incorporado a nuestra filosofía de los derechos humanos universales y enemiga lo diferente. Tal vez para que haya unos Estados Unidos siempre se necesite un Estado Islámico.

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